30 de junio de 2014

UN CUENTO DE FANTASMAS




    Zhu Xi fue un famoso erudito de la dinastía Song (dinastía que gobernó entre el año 960 y el 1279) que decidió escribir sobre los fantasmas, pero desde un punto de vista totalmente escéptico. Zhu Xi no creía en los fantasmas y era tan sabio que si él decía que no existían...pues no existían. Ya tenía, incluso, el título de su tratado: "No hay fantasmas". Es cierto, para ser tan sabio no se volvió loco con el título.
    Los fantasmas se enteraron de las intenciones de Zhu Xi y, evidentemente, se preocuparon, pues no querían desaparecer y si el erudito seguía adelante eso era precisamente lo que sucedería, se evaporarían. Tras arduas deliberaciones, decidieron enviar a su más inteligente representante a casa de Zhu Xi para que evitara que éste continuara con sus planes.
    Así pues, el fantasmas se apareció ante el sabio, que, aunque sorprendido, no dudó en demostrarle que su presencia le importunaba, a pesar de las reverencias del ser espectral:

        - ¿Por qué me molestas a estas horas de la noche, fantasma? - le preguntó Zhu Xi (sí, sí...ya sé que he dicho que no creía en fantasmas, pero esto es un cuento, déjate llevar).


   
          - Estoy aquí para...

    Zhu Xí no dejó terminar de hablar al pobre espíritu:

        - Los humanos vivimos en la dimensión Yang del mundo, los fantasmas en la Yin, así que no puedo ayudarte.

        - Pero tengo algo importante que decirle.

        - Muy bien, dímelo.

    Por fin el fantasma pudo hablar con el sabio y le explicó que si seguía adelante con su ensayo ellos desaparecerían, morirían...otra vez. Zhu Xi no parecía muy convencido, de hecho se echó a reír.

        - Los fantasmas habéis recibido veneración de los hombres durante mucho tiempo. Ya es hora de que desaparezcáis.

    No era la respuesta que el fantasma esperaba.

        - He oído que los fantasmas podéis hacer cualquier cosa. ¿Me podrías desplazar fuera de mi casa?

    Zhu Xi inmediatamente apareció fuera de su casa. Estaba realmente sorprendido, pero, como no creía en los fantasmas, a pesar de estar hablando con uno, no podía demostrar su asombro, así que, disimulando, volvió a probar al espíritu:

        - Ya veo que, efectivamente, puedes mover mi cuerpo, pero ¿puedes hacer lo mismo con mi corazón?

        - Eso es imposible, Señor. Los fantasmas sólo movemos las cosas para demostrar nuestra existencia. Existimos en las ideas. Si crees, allí estaremos. Si no crees, no nos hallarás. Ya que no puedo convencerte para que no escribas tu tratado ¿podrías incluir lo que te acabo de decir?.

    Zhu Xi prometió al fantasma que así lo haría, al fin y al cabo sus palabras tenían mucho sentido. Y cumplió su palabra.

                                       " Si crees, allí estaremos; si no crees, no nos hallarás" 



Ilustraciones: Luo Ping, S.XVIII

Nota: A pesar de que me gustaría poner el libro o la web de donde extraje este cuento, me es imposible, ya que no lo recuerdo, simplemente lo tenía medio perdido entre mis papeles.